Unidad Vecinal Portales
El lugar en que se encuentra emplazada la Unidad Vecinal Portales (UVP) permite una posición estratégica en cuanto a la comunicación de la ciudad con la comunidad, estableciéndose cercano a la autopista central, terminal de buses, estación del metro, está rodeada por equipamientos públicos y culturales como el Parque Quinta Normal, la Biblioteca Metropolitana, la Universidad de Santiago, entre otros. Se comenzó a construir en 1954 y finalizó el año 1966.
En los años 50 el contexto político-social impulsó al estado a tomar decisiones en los asuntos relacionados con la economía del país, la población estaba creciendo, Santiago contaba con 2 millones de habitantes y comenzaba la inmigración campo-ciudad en busca de oportunidades laborales, creando las “poblaciones callampas” (miseria económica y humana). Es en esta época cuando comienza el ideal por una casa propia y por una vida más digna. En el año 1954 la Universidad de Chile vende sus terrenos limitantes con la Quinta Normal, dividiéndose el terreno, en donde el proyecto de edificación se le entregó a 3 sociedades EMPART. Una de las sociedades EMPART encargó el proyecto a la oficina de Bresciani, Valdés, Castillo, Huidobro (BVCH), la que a su vez propuso realizar un proyecto unitario para todo el paño del terreno y acordó con las otras dos EMPART asumir la responsabilidad exclusiva.
En Chile, la arquitectura hasta esos momentos se apoyaba en una visión nostálgica, basada en las construcciones de las casas patronales de los siglos pasados, pero con los cambios que estaban ocurriendo demográfica, política y económicamente comenzaron a surgir nuevas propuestas de arquitectura, inspirados en los nuevos movimientos arquitectónicos que llegaban a Chile recientemente.
Volviendo al proyecto, la situación espacial del lugar, que tenía un leve relieve, permitió levantar la propuesta y crear una circulación elevada entre los bloques logrando así más pisos construidos sin infringir la Ley Pereira, que en ese momento no permitía la construcción de viviendas sociales con más de 3 pisos desde el acceso principal.
Los arquitectos, al ver que el terreno se encontraba poblado de vegetación decidieron conservar la mayoría, proponiendo un recorrido a través de los árboles. Se pensó que la UVP fuera un espacio para vivir en comunidad -en los espacios públicos- conservando a la vez cierta privacidad y la sensación de una vivienda unifamiliar.
Desde un comienzo, el primer nivel de los bloques conforma un zócalo de viviendas con acceso independiente desde el parque, y sus terrazas se desarrollan mas allá del plomo impuesto por la fachada del edificio, apareciendo así la primera relación en un nivel horizontal, hacía las áreas verdes. En un comienzo éstas se consideraban un bien de uso público, en el año 1970 la Municipalidad de Santiago, las declaró “Bienes Nacionales de Uso Público”, intentado establecer una responsabilidad de mantención.
Aunque el espacio inicialmente estaba pensado para construir casas particulares, la propuesta de esta oficina de arquitectura intentó hacer algo diferente a lo que hasta ese momento gobernaba la ciudad de Santiago. La idea fue mantener la mayor cantidad de áreas verdes posibles y consolidar el espacio exterior como un parque público. De las 31 hectareas disponibles para realizar el proyecto solo el 20% fue la ocupación de suelo.
Fernando Castillo señaló que la Villa Portales se diseñó a partir de tres postulados básicos:
El primero consiste en un cambio de escala en las estructuras del espacio cotidiano, cuyas medidas se determinaban por el bloque haciendo abstracción de los anhelos, vida y relaciones humanas de la gente que habitaría en él, de hecho su usuario proyectado correspondía más a un perfil de habitante, que a habitantes con características particulares. Pero a su vez, se trataba de una diversificación de escalas espaciales que buscaban responder a diversas escalas urbanas: la macro-medida de la metrópolis, la medida mediana del conjunto habitacional y su contexto próximo y la pequeña medida de las relaciones de proximidad de la vida cotidiana.
Un segundo principio es la ocupación del espacio verde como un capital social en oposición a la figura del loteo que privatiza el verde. Un espacio verde que constituye el 80% de la superficie del terreno, el cual se organizaría en distintas jerarquías de espacio público: primero el del paisaje del valle de Santiago y la cordillera que sería enmarcado por los bloques de mayor altura organizado en escuadra con orientación nor-oriente; un paisaje que sería apreciado desde la altura, por una red de circulaciones en segundo nivel que abrirían una nueva perspectiva de la ciudad; segundo, el paisaje en diálogo con el entorno de la Quinta Normal orientado por los bloques de cuatro pisos; y el tercero, el verde del encuentro en la vida cotidiana, enmarcado por viviendas unifamiliares de dos pisos.
Un tercer principio es el acceso controlado del automóvil para hacer del suelo, el reino del peatón y del encuentro ciudadano. En cuanto a la vivienda, el proyecto se proponía ofrecer departamentos bien equipados y de gran tamaño, siguiendo el postulado de responder a la necesidad de emanciparan al hombre del trabajo en un espacio residencial de calidad.
(Text by Karina Duque, first published on plataformaarquitectura.cl )