Casa P12
Ganadora del Premio IX Muestra de Jóvenes Arquitectos 2006. Fundación Antonio Camuñas
Accésit XII Premios del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia 2006
En el verano de 2002 nuestros clientes, una pareja joven con dos hijos, deciden construirse una casa. El solar que han elegido ocupa una gran extensión de terreno situado al fondo de la Ría de Foz (costa de Lugo) rodeado por densos bosques de pinos y eucaliptos que hay que atravesar para llegar hasta la orilla: un lugar cambiante según el estado de las mareas que condicionará desde el principio nuestra propuesta. En los primeros encuentros nos hablan de lo que les mueve a dejar la ciudad para instalarse en el campo, de sus necesidades de espacio y de paisaje, y nos sorprenden con un interés especial por las cubiertas planas y por los materiales metálicos aplicados a fachadas. En cuanto al programa no necesitaban espacios diferentes a los habituales, aunque en general el tamaño solicitado para los mismos si superaba nuestras propuestas iniciales, con la intención de que la nueva casa se convirtiera en lugar de reunión eventual de los familiares asentados en los alrededores. A la solución final se llega relativamente pronto, acuciados por la inminente entrada en vigor de la Ley 9 de Ordenación Urbanística y Protección del Medio Rural de Galicia (prevista para principios del 2003) en la que se establecía un retranqueo mínimo respecto a la línea de costa de 200m, y el cumplimiento de ciertas características tipológicas de la edificación congruentes con el entorno entre las que destacaban el empleo de cubierta a dos aguas de teja o pizarra y de fachadas revestidas de piedra. Antes de la entrada en vigor de la nueva ley ya habíamos obtenido licencia para la construcción de una casa que no cumplía ninguna de las citadas condiciones: prisma metálico de cubierta plana a 100 metros de la costa. Desde el principio buscamos intencionadamente una pieza única, elemental, impregnada con la esencia de un entorno variable y natural, una casapuente paralela a la ría que permite multiplicar las vistas desde el interior sin perder la apariencia compacta del exterior, alargada y estrecha (los testeros cambian el metal por la pizarra, y desaparecen), que atravesamos entre las dos patas sobre las que se apoya el volumen de la primera planta y que enmarcan el paisaje al tiempo que organizan la llegada [aparcamiento] y el acceso a la casa, convirtiéndose en el único hueco que comunica ambas fachadas metálicas y que a la vez independiza la vivienda principal de la zona de invitados. Los vacíos verticales interiores y exteriores, que no se manifiestan en fachada, organizan e iluminan las estancias que por uso deben estar cerradas y que a su vez se alternan en una secuencia longitudinal que define las circulaciones. Creamos un espacio-tubo en el que los recorridos aportan indecisión a la hora de usar un programa convencional, introduciendo la flexibilidad como experiencia ligada a la ambigüedad perceptiva de cada habitante o visitante de la casa: cada uno la hará suya de manera distinta para terminar usándola justo como nosotros no habíamos pensado. Y para que esto suceda, después de un largo proceso de construcción (2 años), falta todavía acondicionar los accesos al solar y el terreno próximo a la casa, acotado mediante un cerramiento vegetal de planta elíptica que deberá crecer adaptándose a las curvas de nivel, y terminar un nuevo garaje independiente surgido a lo largo de la obra. Paralelamente, y aprovechando la relación de los clientes con la industria del mueble, hemos desarrollado algunos diseños adaptados a ciertas zonas de la casa (salón, comedor, dormitorios), de los cuales parte estan fabricados y el resto en proceso de fabricación. Esta irrupción voluntaria en el amueblamiento conlleva el ineludible asesoramiento a la hora de elegir el resto de las piezas, un proceso que no ha hecho más que empezar...