Centro Nacional de Artes Visuales. Edificio Tabacalera
La antigua Fábrica de Tabacos de Madrid es un valioso ejemplo de la arquitectura civil de la Ilustración que transformó notablemente la ciudad a finales del siglo XVIII. Su potente estructura formal definida por una planta rectangular articulada en torno a tres patios, construida con muros de carga y austero orden compositivo de fachadas, le confiere un valor, si no estrictamente artístico, sí tipológico y de gran influencia en el tejido urbano circundante.
Las ampliaciones que el edificio original sufrió a principios del siglo XX, fundamentalmente al añadirse una nueva planta, alteraron claramente el volumen del edificio, con desigual resultado hacia las distintas calles y hacia su fachada posterior. ¿Cómo afrontar una intervención contemporánea sobre el edificio que resuelva su coexistencia con la estructura histórica original, su adaptación a los nuevos usos y la transmisión de su nuevo carácter y condición hacia la ciudad? De esta pregunta inicial surgen las siguientes consideraciones de las que deriva nuestra propuesta:
La preexistencia de la Fábrica de Tabacos hace presente ya a la Arquitectura sin necesidad de grandes modificaciones ni gestos arquitectónicos impuestos.
Las nuevas adiciones necesarias se conciben como elementos ligeros y translúcidos frente a la gravedad del antiguo edificio y no como iconos figurativos añadidos.
La permeabilidad de accesos desde el perímetro del edificio reforzará su carácter público y la función cultural y social de la institución.
El proyecto se centra en cinco actuaciones esenciales:
La reordenación urbana de los espacios exteriores hacia la Glorieta de Embajadores y hacia su fachada Este, creando una nueva plaza pública.
La rehabilitación del edificio original conservando y poniendo en valor su estructura formal y material.
La ampliación de planta segunda para nuevos usos, eliminando los añadidos del siglo XX de menor calidad arquitectónica.
La construcción de un nuevo cuerpo que alberga accesos de servicio, carga/descarga, instalaciones y aparcamiento interno, en la esquina de la calle Mesón de Paredes.
La edificación de un edificio/pantalla hacia la Glorieta de Embajadores que ordena las circulaciones de visitantes y se transforma en el nuevo acceso al centro.
Esta última actuación cumple distintas funciones: por una parte se trata esencialmente de un espacio de acceso público y comunicación que alberga núcleos de circulación para visitantes; por otra parte incorpora un café-restaurante con una terraza en la planta superior. En virtud de su concepción material, el edificio actúa como gran pantalla traslúcida, reflejo del papel que el cine y las artes visuales ejercen como ojo a través del que el observador se asoma a la ciudad y viceversa. Su incorporación resume en cierto modo la intervención clave del proyecto, no solo por asumir la nueva imagen del CNAV hacia la ciudad, sino también por establecer un vínculo entre la gravedad y penumbra de los espacios arquitectónicos del edificio del XVIII y la aspiración a ligereza y movimiento que primero la fotografía y más tarde el cine y los nuevos medios de expresión audiovisuales representan como reflejo de nuestra cultura. La ampliación contemporánea se suma así a la larga historia de las transformaciones del edificio con la ligereza de una veladura, con la inmediatez de las imágenes cinematográficas que se desvanecen evocando la temporalidad de las artes visuales.